En 1978, Herbert Simon recibió el Premio Nobel de Economía por una investigación en la que concluía que los seres humanos tomamos decisiones de forma irracional, es decir, que las personas decidimos siguiendo más nuestro instinto y emociones que nuestra razón.
Años después, el gurú del neuromarketing Martin Lindstrom afirmaba que el éxito del marketing de una empresa está en apelar a estas emociones a través de la estimulación de los sentidos. Y aquí es donde se encuentra la génesis del término “marketing sensorial”, dentro del cual se engloba la ambientación musical o audio marketing.
Todos somos conscientes de que la música posee la capacidad de evocar recuerdos en las personas y, con ellos, emociones y sentimientos asociados. Pero desde hace algunos años, las marcas ya han reconocido y entendido que este poder se extiende al comportamiento del consumidor y que su uso se debe situar en un lugar clave de sus estrategias de negocio.
En un estudio realizado por la Sociedad para la Administración de Recursos Humanos (SHRM), el 72% de los consumidores encuestados afirmaron que la música influía en su decisión de compra y otro informe de Retail Touch Points concluyó que su uso estratégico en un negocio podía aumentar las ventas hasta en un 9%.
Así pues, la ambientación musical de espacios es una herramienta cada vez más utilizada en el mundo de los negocios. Cuando se usa correctamente -por ejemplo, una música elegante-, ayuda a transmitir una sensación de excelencia y calidad que hará que el consumidor quiera adquirir productos y servicios con un valor superior, aumentando el ticket medio de un establecimiento. Por otro lado, una música acelerada y rítmica puede transmitir una sensación de urgencia y fomentar una compra impulsiva y más acelerada, permitiendo además una mayor rotación de clientes. O lo contrario, una música pausada les frenará el paso, les hará sentir más a gusto y aumentará así su tiempo de permanencia en tienda, lo cual lleva consigo un aumento de las compras.
La música reduce el estrés y la ansiedad en lugares concurridos donde el ruido ambiental puede ser muy molesto, y esta ayudará a enmascararlo y a crear un ambiente más cómodo y acogedor, tanto para los clientes como para los empleados. Pero una música adecuada también reducirá su nerviosismo en entornos dotados de silencios ciertamente incómodos, por ejemplo, en la sala de espera de una clínica.
Asimismo, la emisión de música controlada sin estridencias ni interrupciones de publicidad no deseada crea una sensación de profesionalidad, lo que puede ayudar a aumentar la confianza de los clientes en una empresa y a identificar mejor sus valores. Porque el hilo musical mejora, en definitiva, toda la experiencia del cliente en su(s) punto(s) de contacto con este.
La ambientación musical también contribuye a construir y fortalecer la imagen de marca. Una música adecuada ayuda a reflejar los valores y la personalidad de una empresa, lo que puede ser especialmente importante para las empresas que buscan crear una imagen de marca sólida y coherente. Por ejemplo, una tienda que vende productos para bebés puede utilizar música suave y dulce para transmitir una sensación de tranquilidad y cuidado, y ello dibujará de forma más eficaz y congruente su imagen en la mente del cliente que la visite.
Este poder de la música se extiende a los trabajadores, los cuales se motivarán más y se estresarán menos con una música adecuada, mejorando así el desempeño de sus tareas, la productividad, el ambiente laboral y su trato al cliente. Todo ello conformará un círculo virtuoso en el que se encuentran clientes, música y trabajadores y que se traduce en un aumento de las ventas.
Finalmente, cabe recordar que una música alineada con los valores de la marca y el adn musical del target al que se dirige, se debe combinar (siempre dependiendo del sector) con elementos sonoros propios de dicha marca como un audio logo (3-5 segundos de duración), un jingle (14-45 segundos) y mensajes publicitarios o publicidad auditiva (piezas que transmiten ofertas, promociones, fidelización, etc)
En resumen, uno de los aspectos que mejor define a una marca es, pues, su sonoridad. Una marca debe ser audible y cualquiera de renombre sabe que no solo debe tener una imagen reconocible sino también un sonido único e igualmente reconocible. Son innumerables las que podríamos reconocer solo por su audio logo (Mc Donalds, Apple, Mercedes, Microsoft, etc).
Cabe recordar que, según estudios, la música es el estímulo ambiental nº1 a la hora de influir en el estado de ánimo. Un estímulo que nuestros oídos captan de forma pasiva, sin esfuerzo y que se debe aprovechar desde el primer momento para lograr el tan deseado “Efecto WOW” en los puntos de venta y una experiencia de cliente única. En Motiva somos especialistas en la creación de ambientes sonoros que influyen en la toma de decisiones del consumidor. ¿Quieres saber cómo influir en los de tu propuesta de valor? Contáctanos y te informamos sin compromiso.